Existen varias razones psicológicas y de comportamiento que influyen en nuestra decisión de gastar antes que ahorrar, conocerlas y comprenderlas tal vez ayuden a erradicarlas:
Gratificación instantánea: tendemos a buscar la satisfacción inmediata de nuestros deseos y necesidades. Usar nuestro dinero en algo que queremos nos brinda una gratificación instantánea, mientras que ahorrar implica esperar y dejar para después esa satisfacción.
Sesgo del presente: valoramos más las recompensas o placeres inmediatos que los beneficios futuros. Esto no lleva a priorizar el consumo actual sobre el ahorro a largo plazo.
Falta de educación financiera: la falta de conocimientos sobre finanzas y la importancia del ahorro pueden llevar a las personas a no comprender plenamente los beneficios a largo plazo de guardar dinero y, por lo tanto, a centrarse más en el gasto.
Influencia social y cultural: el comportamiento de consumo está influenciado por factores sociales y culturales. Si en nuestra cultura se valora más el consumo y se considera el ahorro como algo secundario, es probable que prefiramos gastar antes que ahorrar.
Creencia en la estabilidad económica futura: algunas personas pueden creer que tendrán suficientes ingresos o recursos en el futuro, lo que nos lleva a gastar más en el presente en lugar de ahorrar. Sin embargo, esto puede ser arriesgado, ya que la situación económica puede cambiar y no siempre se puede prever con certeza.
Es importante recordar que el equilibrio entre el gasto y el ahorro es clave para una gestión financiera saludable. Si bien gastar es necesario para satisfacer nuestras necesidades y deseos, también es fundamental reservar una parte de nuestros ingresos para afrontar emergencias, metas a largo plazo y asegurar nuestra estabilidad financiera futura. La planificación financiera y la educación sobre el manejo del dinero son herramientas valiosas para tomar decisiones más informadas y equilibradas en cuanto a nuestras finanzas personales.
Judith Chavez
Adquiere educación financiera y fiscal.