Ahora que está ad hoc la palabra normalidad, podría ser una buena idea “normalizar” el hablar del dinero y finanzas con la familia. Existe la creencia que hablar de dinero en la mesa no es de buen gusto, está catalogado como “poco elegante”, sin embargo, esa regla se rompe cuando se trata en familia. Mi propuesta es que se hable del dinero con nuestros hijos, pero no desde la carencia, no con las frases: “que difícil es ganar el dinero”, “el dinero no alcanza”, “cada vez todo está más caro”, etc., sino con el propósito de inculcar valores financieros. La finalidad de estas conversaciones es que los integrantes de la familia se involucren en la elaboración de un presupuesto, que conozcan los ingresos con los que se sostiene el hogar, se pagan los estudios y se cubren los servicios. El hecho de hacer esto, permitirá que todos colaboren en el plan de ahorro para realizar el viaje en familia, o para hacer una compra importante, de esta manera se propicia el trabajo en equipo, la responsabilidad compartida del consumo responsable de los bienes y servicios del hogar o incluso, enseñarlos a vivir dentro de sus posibilidades económicas.
Otro tema que se debe de pregonar en familia son los seguros: el de vida, el médico y el del coche. Hazles saber dónde están guardadas las pólizas y lo que deben de hacer en caso de algún siniestro, tal vez el tema te resulte sensible (que te asuste que se enteren cuantos vales muerto). En casos de urgencia, monopolizar la información resulta poco conveniente, se corre el riesgo de que algunos seguros no lleguen a cobrarse o se realicen desembolsos de dinero que pudieron haberse evitado.
Conversar con la familia sobre el dinero puede ser productivo y causar gran alivio. Si puedes superar la incomodidad del tema, una charla abierta y honesta podría ayudar a fortalecer los nexos familiares y dar paz mental a todos.
Judith Chávez.